En estos días de “encierro” obligado por la pandemia sobrevenida por el coronavirus, de no se sabe muy bien donde, pero si se sabe el porqué, la Globalización se cobra su precio.
Un Mundo sin fronteras reales, que nos permite conocernos y compartir lo que somos con casi todos, personas mas cercanas y mas lejanas, parecidas a nosotros o muy distintas. Mostrar nuestra forma de vida, nuestra cultura, nuestro sentir, a todos los que conociéndolo, o sin conocerlo, tiene la sensibilidad necesaria para acercarse y entenderlo.
Los que vivimos en esta España rural , a la que ahora se ha dado en llamar “vaciada”. Los que a veces nos sentimos postergados, escasos de recursos, faltos de atenciones por parte de la sociedad y sus regidores, con su vertiginoso entramado urbano que parece como poco olvidarnos, y a veces castigarnos. Ahora, en los momentos en que no es posible compartir lo que vivimos , miramos a nuestro alrededor, y vemos que ahora ¡toda España está “vaciada”!
En el fondo, uno se da cuenta de que este sistema es muy frágil, y se ha roto por la parte que parecía mas fuerte: la masificación.
Y nosotros, los que aquí nos hemos quedado, en el campo, los que a veces nos sentimos desequilibrados en el sistema, o mejor dicho, sentimos que el sistema esta desequilibrado, miramos alrededor, literalmente a los 360º que nos rodean, y todo lo que vemos es equilibrio.
El paisaje, los animales, el cielo , la tierra, el espacio… pensamos en los que se han quedado atrapados en las grandes urbes, ahora desiertas, y realmente nos sentimos privilegiados. Tenemos la fortuna de vivir con la Naturaleza y creemos que esto debería así ser para todos y para siempre.
Nuestra vida no ha cambiado mucho con el confinamiento, estamos solos, la familia y nuestro ganado, tranquilos, con todo lo que necesitamos, que es bastante poco, y sin ninguna sensación de claustrofobia. Pero echamos de menos el poder compartir esto con todos nuestros huéspedes, muchos de ellos ya amigos. Te das cuenta, que poder enseñar, comunicar, facilitar, que muchas personas que nos visitan vivan lo que para nosotros es cotidiano, pero no por eso, menos apreciado y apàsionante, aporta muchísimo valor a lo que hacemos.
Quizás esto nos enseñe a valorar lo que realmente es importante, y aprendamos a no darle tanta trascendencia a esa forma de vida, que nos aporta comodidades, pertenencias, posición social, pero que nos conducen a una locura colectiva de prisas, estrés y falta de tiempo para lo que es verdaderamente necesario. Esto ultimo es posible que sea lo que mas notemos en estos momentos…ahora tenemos mucho tiempo.
Cuando esto acabe, que acabará, estaremos deseando recibir a todos los que quieran acercarse, ojala y lo pudiéramos hacer ya¡. No ha llovido mucho, por ahora, pero este paisaje es muy agradecido, y como siempre la dehesa está preciosa. Las vacas siguen pariendo, los becerros creciendo, los novillos cuajándose, los caballos retozando en libertad y el campo viviendo.
Estamos aquí, y seguiremos estando para lo que podamos hacer. Y queremos animarles a aportar sus escritos a nuestro blog. Por favor, los que nos conocen, a los que nosotros cariñosamente llamamos “Amigos del Añadío”, y también los que nunca nos han visitado, pero tienen algo que decir, envíenos sus post a nuestro correo info@elanadio.es. Estaremos encantados de publicarlos.
Nuestros mejores deseos para todos, mucho animo. Hasta siempre¡¡¡
